Las desigualdades sociales avanzan sin freno por las calles de la capital catalana. En estos momentos, cinco años después del inicio de una recesión económica a la que todavía no se ve el final, en 55 de los 73 barrios que forman Barcelona la renta per cápita es mediana-baja, baja o directamente muy baja. La ciudad se hunde paulatinamente en la pobreza, con cada vez más ciudadanos que no pueden acceder a una vivienda o satisfacer sus necesidades más básicas.
Lo ha revelado la síndica de greuges de Barcelona, Maria Assumpció Vilà, en la Comisión de Presidencia del Ayuntamiento de Barcelona, donde ha destacado que ha recibido más de 300 quejas sociales durante la primera mitad del 2013, el 80% de ellas procedentes del distrito de Nou Barris, de largo el más humilde y castigado por la crisis.
Las quejas recibidas por la síndica, la mayor parte sobre vivienda y servicios sociales básicos, se han multiplicado por cinco respecto al mismo periodo del año pasado, lo que demuestra una tendencia alarmante. La denegación de una vivienda de emergencia, hecho que ha causado un aumento de la ocupación de pisos vacíos, o la dificultad para acceder a la prestación de alimentos y a becas escolares son algunas de las principales reclamaciones.
Mientras en Vallvidrera, Sarriá, Sant Gervasi y las Tres Torres las rentas siguen siendo altas, barrios como el Turó de la Peira, Can Peguera, la Trinitat, Torre Baró, Ciutat Meridiana, el Bon Pastor, el Besòs y la Marina del Prat Vermell viven situaciones de emergencia social.
«Es por eso que estoy aquí», ha afirmado la síndica, que ha pedido al Ayuntamiento que establezca como prioridad la dotación de una vivienda digna y una renta garantizada a todas las personas en situación de riesgo de exclusión social.
