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La «casa de los horrores» del pederasta de Castelldans

Casa de David Donet

Casa de David Donet

Jose L. Cánovas

Catalán en Valencia y valenciano en Barcelona. Licenciado en Ciencias de la Información y postgrados en Reporterismo y Periodismo Digital. Antes Vanity Fair, lamalla.cat, XTVL y Efe. Ahora, El Triángulo. Català a València i valencià a Barcelona. Llicenciat en Ciències de la Informació i postgraus en Reporterisme i Periodisme Digital. Abans Vanity Fair, lamalla.cat, XTVL i Efe. Ara, El Triangle.
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«La casa de los horrores». Así ha descrito el abogado de las víctimas la casa de David Donet, el educador social de Castelldans, acusado de abusar de una veintena de niños procedentes de familias desestructuradas, que acogía como hogar colaborador de la Dirección general de Atención a la Infancia, organismo que depende de la consejería de Bienestar y Familia. El levantamiento del secreto de sumario decretado por el juez ha permitido conocer nuevos y escalofriantes detalles sobre el caso.

 

«Esta casa la denomino la casa de los horrores porque tiene tres plantas y en la última, en un lugar con llave, en una estancia con cama de matrimonio, televisión, música ambiental, etc, sucedían muchas cosas que no tendrían que haber sucedido nunca«, ha asegurado Francesc Sapena, el letrado que representa las víctimas de los abusos, dos chicos y una chica, en declaraciones a Catalunya Informació.

 

«Cómo es posible que se hayan podido hacer tantas cosas, y durante tanto de tiempo, si era precisamente una casa tutelada», se ha preguntado el abogado, que señala que en este caso, como acostumbra a pasar, «la realidad supera a la ficción». Según Sapena, el material pornográfico producido por el educador pederasta «si lo pasaran en una película de miedo diríamos que es una exageración del guionista».

 

El letrado también ha hablado del vínculo emocional que unía a agresor y víctimas: «Lo que ha desequilibrado psicológicamente a todos los implicados, que ahora necesitan recibir tratamiento, es que eran desarraigados y él era realmente su padre. Y con lo que no eran los abusos los había dado el afecto de padre, la seguridad, el hecho de poder tener unos hermanos y vivir en una familia».

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