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Un inspector de la Policía aceptaba regalos del Riviera por «cortesía»

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Enric Arqués

Periodista. Licenciado en Periodismo y he cursado un Master en Periodismo Avanzado - Reporterismo. Antes a Onda Rambla - Punto Radio, Europa Press Cataluña, Onda Cero Barcelona y ahora en el diario digital El Triangle. He seguido y sigo la actualidad política, así como el mundo de los Tribunales. Periodista. Llicenciat en Periodisme i he cursat un Màster en Periodisme Avançat - Reporterisme. Abans a Onda Rambla - Punto Radio, Europa Press Catalunya, Onda Cero Barcelona i ara al diari digital El Triangle. He seguit i segueixo l'actualitat política, i també el món dels Tribunals. 
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El juicio del caso Riviera y Saratoga que empezó el pasado lunes continúa adelante con más declaraciones de los policías acusados de haber aceptado sobornos de los propietarios de los macroprostíbulos. Este lunes un Inspector en Jefe de la Policía -ahora suspendido de su cargo- ha admitido haber aceptado regalos del Riviera por «cortesía».

 

El inspector en Jefe de la Brigada de Extranjería y Documentación, Abundio N., ha negado ningún tipo de soborno, porque, según ha dicho, sería muy «ruin» avisar a los prostíbulos antes de las redadas policiales, afirmando que no se sentía comprado por unos jamones regalados. En este sentido, ha defendido su trabajo contra las redes de inmigración y falsificación, asegurando que gracias a las redadas en prostíbulos disminuyó el número de mujeres irregulares, menores y mujeres explotadas.

 

En respuesta a las preguntas del fiscal anticorrupción, Fernando Bermejo, el inspector de la Policía ha reconocido que tenía buena relación con el propietario de Riviera y ha explicado que en Navidad del 2006 este le regaló un jamón y tres botellas de vino. Para justificarse ha afirmado que le pidió que no lo hiciera más para no sentirse violento. Dos años más tarde, pero, volvió a aceptar otro regalo. El acusado lo ha justificado diciendo que lo aceptó para evitar recelos de los responsables del local.

 

Según el escrito del fiscal, los propietarios y encargados del Riviera y del Saratoga se lucraron de 2002 a 2008 de la explotación de mujeres que estaban en situación irregular. Un negocio que se vio favorecido por las informaciones que recibían de la cúpula que dirigía en aquellos momentos la Brigada Provincial de Extranjería y Documentación de Barcelona, que dependía de la Unidad contra las Redes de Inmigración y Falsedad Documental. El fiscal pide de 3 a 44 años de prisión para los 20 acusados.

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