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Guerra sin cuartel en los partidos políticos

Bárcenas

Bárcenas

La política española está sumida en un lodazal de corrupción. En este charco infecto, los partidos se han convertido en nidos de víboras, donde proliferan las conspiraciones, el navajeo y el juego sucio. No sólo entre rivales de diferentes siglas, también entre correligionarios con el mismo carnet en el bolsillo. La lucha por el poder es encarnizada y en esta guerra sin cuartel no hay concesiones ni se hacen prisioneros. La ciudadanía, azotada por los efectos de la recesión, asiste pasmada y fatigada a este espectáculo de destrucción de su clase política.

 

No sólo los dos grandes partidos (PP y PSOE) se resquebrajan. También los pequeños, y en especial aquellos que como Izquierda Unida o ERC garantizan mayorías parlamentarias, están enzarzados en este marasmo cainita, donde los jueces y los medios de comunicación, más parciales que nunca, adquieren un papel determinante. Ni la comparecencia de Mariano Rajoy en el Congreso de los Diputados, el próximo 1 de agosto, para dar explicaciones sobre su implicación en el caso Bárcenas; ni la comparecencia, a finales de julio, de Artur Mas en el Parlamento de Catalunya para ofrecer su versión sobre la contundente resolución judicial del instructor del caso Palau; ni la salida anticipada de José Antonio Griñán de la presidencia de la Junta de Andalucía, antes de verse en el brete de ser imputado por el caso de los ERE fraudulentos servirán para calmar las aguas. Al contrario. Sus previsibles explicaciones autoexculpatorias sólo contribuirán a envenenar todavía más el crispado ambiente político y social que se respira en la calle. Veamos las claves de lo que se cuece en este tórrido verano de 2013.

 

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