La consejera catalana de Acción Exterior y Gobierno Abierto, Victòria Alsina, está molesta con muchos de sus compañeros del Consejo Ejecutivo de la Generalitat. Y es que desde su departamento han hecho saber al resto de consejerías que la titular de Exteriores está un poco enfadada porque algunos de sus homólogos viajan a menudo al extranjero en misión política o estratégica y no la invitan a acompañarlos e incluso ni siquiera la informan sobre que van a hacer o sobre cómo han ido los viajes oficiales que hacen.
Es cierto que en muchos gobiernos –con un Estado real detrás– el ministro de Exteriores acompaña a menudo el presidente o los otros ministros cuando van a cumbres, reuniones importantes o viajes oficiales en el extranjero, aprovechando así las escapadas para hacer trabajo diplomático. Pero en un Gobierno autonómico y con viajes oficiales más bien de poca trascendencia política, esto no suele pasar.
Los consejeros, e incluso el presidente, van al extranjero a mantener reuniones, a hacer visitas o a presentar proyectos de su competencia, y la titular de Exteriores de Cataluña no está acompañándolos casi nunca. Y a Victòria Alsina, esto, no le gusta.
