Monasterio y otros Gremlins…

Hace 37 años que el nieto del señor Wing vendió en Rand Peltzer un animal llamado Mogwai (espíritu maligno en cantonés) como regalo de Navidad para su hijo Billy. Con tres normas: no le podía tocar el agua, no se podía exponer a la luz y no podía comer después de medianoche. Accidentalmente se rompieron los preceptos y, así, surgieron los Gremlins, el lado malo de la criatura, que sembraban el terror en la ciudad y además se multiplicaban vertiginosamente.

Sabíamos que los Mogwai del PP tenía Gremilins dentro; no podemos alegar, pues, ignorancia. Sea porque les tocó el agua, la luz o comieron más allá de la medianoche, ahora pagamos las consecuencias de la mutación maligna de un fragmento de los populares en Vox. También como los Gremlins, se multiplican, y también como ellos, siembran el terror por doquier. Primero Manuel Fraga, y luego José María Aznar, tuvieron la habilidad en su momento de disolver dentro del PP (antes AP) la derecha más extrema de España. Con Mariano Rajoy, sea por lo que sea, se acabó la uniformidad y los Gremlins se independizaron, y multiplicaron, y continúan haciéndolo.

Uno de estos animales, la hispano-cubana Rocío Monasterior, candidata de Vox en la comunidad de Madrid, mostró la peor versión de la bestia en un debate de candidatos en la cadena SER, negándose a condenar y cuestionando incluso las amenazas de muerte que han sufrido recientemente varios políticos españoles, entre ellos el líder y candidato de Podemos en Madrid, Pablo Iglesias, presente también en ese debate. La actitud inflexible de Monasterio hizo que Iglesias se fuera del debate, y al rato también lo hicieron los candidatos del PSOE y Más Madrid, obligando a la presentadora Àngels Barceló a suspenderlo. Se ha escrito mucho acerca de la polémica, sobre si Iglesias debiera haberse quedado, sobre si Barceló debiera haber suspendido el debate y sobre si las izquierdas tardaron en reaccionar. No sé, supongo que todo es vivirlo. La verdad es que entiendo y aplaudo el gesto de Iglesias y el cuerpo me pide, no ya suspender el debate, que también, sino no haber invitado la susodicha. El cuerpo cada vez me pide más cosas que la razón no comparte.

Creo, sinceramente, que los medios no podemos ser neutrales cuando se habla de fascismo. Ante esta plaga, que justamente hemos alimentado (después de medianoche) entre todos y especialmente algunos periodistas, no vale contemporizaciones. Celebro y aplaudo cualquier cordón sanitario que se pueda hacer al respecto. En este caso, más que en cualquier otro, no se puede ser equidistante ni neutral. Vox se multiplica como lo hacen los bichos de la mítica película y hay que encontrar la manera de detenerle porque, en caso de no hacerlo, se comerán la democracia, ya han comenzado a roer-la.

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