Rodalies como ‘Procés’

Siempre he dicho que, aunque no sea la independencia de Catalunya mi opción, considero que es una opción legítima. Quien la considere suya tiene todo el derecho y deber de defenderla. Mi objeción reside en el procedimiento seguido, en la forma escogida voluntariamente para imponer, que no seducir, esta opción. El ‘Procés’ es ya nombre propio.

Para mí el ‘Procés’ se ha caracterizado por las siguientes fases: identificación de determinados problemas, vincular estos problemas a determinadas causas, ocultar datos u ofrecer medias verdades, ofrecer una solución única no razonada pero sí emocionalmente sentida, movilizar a la opinión pública mediante entidades privadas, acción de gobierno y control de los medios de comunicación de titularidad pública, forzar o romper las costuras de las normas que rigen la convivencia y ante la reacción de los organismos del Estado, asumir la condición de víctima de todo el pueblo catalán, sin distinción. Esto en un marco de ausencia de debate serio, de razonamiento fundamentado y de desprecio de los discrepantes.

Con la petición del traspaso completo del servicio ferroviario de Rodalies, como condición necesaria para facilitar la investidura, se replicará el ‘Procés’.

Las partes no ofrecen explicación alguna sobre la conveniencia o no del traspaso completo para poder mejorar el servicio. Ningún debate. Sólo identificación de problemas, de causas indudables y de soluciones no razonadas, sin más.

El Real Decreto 2034/2009, de 30 de diciembre, otorga a la Generalitat de Catalunya el conjunto de las funciones y servicios de la Administración del Estado en relación con el servicio de transporte de viajeros por ferrocarril de Rodalies que incluyen la regulación , la planificación, la gestión, la coordinación, la inspección del servicio y la forma de gestión, entre otras potestades. La forma de gestión, en su caso, exige la formalización de los contratos de gestión y programa con las empresas operadoras, ahora Renfe. Podría ser otra. Pero Renfe está operando sin contrato-programa, en el vacío, por voluntad del gobierno de la Generalitat sin respetar sus propias normas y compromisos. Otra característica del ‘Procés’. No ocurre nada, si pasamos.

Corrigiendo alguna información dada cabe decir que en la forma de gestión indirecta, como la actual, los trenes no se transfieren, son de la empresa operadora. Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya es una empresa 100% pública, propietaria de los trenes. Gestión directa. Esta también podría ser una opción posible comprando trenes. Pero vuelvo a decir: ¿qué falta transferir? Vías, balasto, catenarias, estaciones, dependencias, sistemas de control ferroviario… y dinero, dinero. Sí, dinero que es halagüeño. Vuelvo a preguntar: ¿cuál es la mejor opción para la prestación correcta del servicio público? Silencio.

Hasta dónde yo sé en Francia y en Alemania las regiones y landers definen el tipo de servicio que quieren pero las infraestructuras, como sistema integral, siguen en manos de los estados.

Entiendo que la fórmula que finalmente se adopte debe respetar que las explotaciones de Rodalies de las comunidades autónomas sean coherentes con la ordenación de todo el sistema español.

Pero mucho me temo que la decisión esté ya adoptada. Dentro del paquete de temas a transaccionar, esta exigencia parece un tema menor, menos conflictivo y a ofrecer en bandeja para rebajar otras exigencias. ¿Pero del servicio público ferroviario, qué?

Y el ‘Procés’ continúa, hasta el próximo trámite…

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