Montjuïc provoca un rechazo mayoritario de los socios del Barça

Un 70% prefiere un año de moratoria y la exdirectora general de Laporta, Anna Xicoy, inflexible al frente de BSM, no permitirá el acceso de los barcelonistas en vehículo: ni coches ni motos

Estadi Olímpic de Montjuïc

Foto: Ajuntament de Barcelona

La directiva azulgrana parece verdaderamente atrapada en el laberinto inextricable de sus propias decisiones económicas, sociales y patrimoniales, de forma especial las derivadas de la forma y las condiciones en que se ha dejado a un lado el Espai Barça como tal, aprobado en su día por dos referéndums, para concentrarse en una reforma exprés del Camp Nou en la que Joan Laporta ha metido toda la carne en el asador.

Para empezar, las sospechosa elección de la constructora turca Limak pesará como una losa en el desarrollo de una obra que, por ahora, no cuenta con un proyecto constructivo actualizado, ni licencia municipal, ni tampoco financiación, a pesar de que JP Morgan, la financiera de la Superliga y preferida también de Florentino érez, se ha sumado a la complicada empresa de encontrar inversores capaces de dejarle prestados 900 millones de euros a Laporta, empresa en la que Goldman Sachs está a punto de tirar la toalla u optar por el único atajo posible. O sea, tomar el control del club contra la enorme deuda a la que el presidente no puede hacer frente ni en el mejor de sus sueños.

A Laporta se le va el tiempo y el dinero en esa obsesión por fichar y gastar mientras el club navega a la deriva y su vicepresidenta Elena Fort acaba de admitir ante los socios que sólo el 30% de los actuales abonados tiene la intención de renovarlo si el Barça juega en Montjuïc la temporada que viene.

Una previsión que, desde luego, es optimista si se pone en valor que este sondeo realizado sobre una muestra de 3.000 socios se hizo antes de informarles de que el acceso al estadio Lluís Companys estará prohibido con vehículo particular, sea en coche o en moto.

Aunque el FC Barcelona ya ha comprometido 20 millones en reformas estructurales y servicios del estadio de Montjuïc, el Ayuntamiento de Barcelona, a través de su empresa Barcelona de Serveis Municipals, S.A. (BSM), ya le ha avanzado no solo esta medida extraordinariamente disuasoria para una mayoría de los abonados barcelonistas, sino también que correrá a cargo del club la puesta a disposición de los socios buses lanzadera desde distintos puntos de la ciudad hasta el estadio, con la recomendación expresa de que, si no quiere quejas y evitar situaciones incómodas, se haga cargo del mantenimiento de las escaleras mecánicas que, desde Plaça d’Espanya, posibilitan una subida más cómoda a quienes afrontan a pie la llegada al Lluís Companys desde allí.

Por ahora la directiva cuenta, en cualquier caso, con que al menos 25.000 socios mantengan su abono y no se acojan a la moratoria de una temporada que se ofrecerá anticipadamente a quienes prefieran estar toda la temporada 2023-24 sin ver a su equipo en directo, pero también sin pagar la cuota de un abono de temporada con un precio medio de 700 euros. Querrá decir, en contrapartida, que el área de Ticketing podrá disponer de una abundante cifra de localidades para la venta a turistas, visitantes, aficionados del Barça no socios y aficionados y seguidores de los equipos visitantes.

Joan Laporta, en una reciente intervención, ya evaluó que la migración a Montjuïc supondría una recesión en los ingresos de por lo menos 93 millones a falta de sumar el efecto de estas nuevas circunstancias y las derivadas de un posible retraso.

Lo que no va a encontrar en ningún caso serán facilidades a la hora de organizar su nueva vida en Montjuïc. Por un lado, el Ajuntament de la ciudad, con Ada Colau o con quien sea alcalde después de las elecciones de mayo, le da luz ver al Barça en todas sus pretensiones sobre la utilización de instalaciones e infraestructuras. Por otro, sin embargo, los negociadores se han topado indefectiblemente con el rigor y la disciplina tarifaria de la responsable principal de quien gestiona Montjuïc por parte de Barcelona de Serveis Municipals, que no es otra que Anna Xicoy, su subdirectora, vieja conocida de Joan Laporta.

Anna Xicoy fue directora general del FC Barcelona durante un periodo concreto de la anterior presidencia de Joan Laporta. Fue, de hecho, la primera después de que el vicepresidente Ferran Soriano hubiera asumido esas funciones interinamente durante la primera temporada de su mandato. Desempeñó ese cargo relevante desde el verano de 2004 al verano de 2008, protegida por el entorno del presidente y expresamente recomendada por el suegro de Joan Laporta, Juan Echevarria, en su afán de controlar en la medida de lo posible la parte del aval que le puso a su yerno, con Anna Xicoy como primera ejecutiva y con Alejandro Echevarria, su hijo, primero como directivo hasta que hubo de dimitir por el engaño sobre su filiación como socio de la Fundación Francisco Franco, y luego como responsable de la oficina de atención al jugador en el vestuario del primer equipo.

Cuando Laporta superó, con las trampas habituales, el voto de censura y se produjo la dimisión de una amplio sector de la junta en verano de 2008, aprovechó la coyuntura para sustituir a Anna Xicoy por Joan Oliver después de que se hubieran manifestado diferencias y problemas insalvables entre ambos por asuntos como los de Uzbekistán o la compra de los terrenos de Viladecans. No hace falta decir que, una vez consumado el divorcio de Laporta de Constanza Echevarria y otros incidentes notables de carácter familiar, Anna Xicoy se había vuelto una presencia incómoda que Laporta no dudó en quitarse de encima lo antes posible.

El destino, siempre caprichoso, los ha cruzado en un camino donde la exigencia, la elevada responsabilidad y obligación de Anna Xicoy de defender los intereses públicos, como es el uso y acceso del estadio Lluís Companys del anillo olímpico de Montjuïc, chocan de alguna manera con los de una junta directiva azulgrana que afronta una mudanza con notables gastos y que como club de Barcelona, ni por más que centenario, arraigado y singular que parezca, no puede ser tratado con privilegios ni facilidades respecto del resto de los miles de sociedades deportivas de la ciudad.

En este sentido, el esmero y la pulcritud de BSM en el trato y las contextos concertadas con el FC Barcelona están siendo indiscutiblemente beneficiosas y productivas para el Ayuntamiento de Barcelona tanto desde el punto de vista de la explotación de sus instalaciones como desde la vertiente institucional.

Seguirán las negociaciones, desde luego, pero cuesta creer que, en las actuales circunstancias, el contexto vaya a cambiar por parte de los representantes municipales.

En la cabeza de muchos barcelonistas empiezan a resonar y cobrar sentido las palabras del expresidente del RCD Espanyol, Daniel Sánchez Llibre, cuando una vez afirmó que “nos salía más barato pagar un estadio nuevo que seguir en Montjuïc”.

También se entiende que el plan inicial era aprovechar cuatro veranos para realizar las obras sin moverse del Camp Nou o que Laporta se pensara incluso jugar un año en el Johan Cruyff.

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