Laporta abre el frente Messi para mover el foco de la locura de los fichajes

La ocurrencia de ofrecerle volver al Camp Nou tras el Mundial tiene que ver con los pagos atrasados a Leo mientras LaLiga desmiente que vaya a haber flexibilidad con los clubs que tienen excedido su margen salarial

Leo Messi

Mientras Laporta sigue ocultando cualquier información asociada al segundo acto de la venta de derechos de televisión, un 15% añadido al 10% del 30 de junio pasado, en una operación apenas merecedora de unas líneas en la web del club, ha abierto otro foco de distracción en forma de inesperado mensaje dirigido a Leo Messi, no se sabe si preparatorio de los actos de “celebración” del primer aniversario de su expulsión previstos para el día 5 de agosto próximo. 

Aquel día, del que pronto se cumplirá un año, en un giro absolutamente insospechado y rompiendo la gran promesa electoral con la que los socios eligieron a Laporta, también mediante otro escueto comunicado oficial, la directiva anunciaba que “ambas partes lamentamos que al final fue imposible cumplir los deseos tanto del jugador como del club. A pesar de haberse llegado a un acuerdo entre el FC Barcelona y Leo Messi y con la clara intención de ambas partes de firmar un nuevo contrato en el día de hoy, no se podrá formalizar debido a obstáculos económicos y estructurales (normativa de LaLiga española)».

Sorprende, por tanto que ahora, repentinamente, Laporta recupere ese episodio con un falso y cínico arrepentimiento: “Tuvimos que tomar una decisión como consecuencia del legado que habíamos recibido, la institución está por encima de jugadores y entrenadores, pero creo, deseo, que el capítulo Messi aún no haya terminado en el Barça y creo que es nuestra responsabilidad conseguir que ese capítulo abierto, que aún no se ha cerrado, tenga un buen momento en el que se pueda hacer como se debía haber hecho y, además, tenga un final mucho más esplendoroso de cómo fue».

El presidente que lo echó pensando que se ahorraba mucho dinero, pero sobre todo que se quitaba de encima a quien gobernaba el vestuario para  poder controlarlo a través de capitanes más dóciles y comprometidos, cometió el peor error de su vida. Su ausencia ha corroborado que, en efecto, el Barça seguía dependiendo aún de su mejor futbolista o que al menos había que darle a su jubilación un enfoque completamente distinto al de engañarlo y convocarlo en Barcelona con la promesa de firmar la renovación, encerrarlo en una habitación y comunicarle que debía buscarse equipo. 

«Sí, moralmente, como presidente del Barça, creo que hice lo que tenía que hacer, pero a nivel personal y también como presidente, creo que estoy en deuda con él», acaba de decir en otra puesta en escena de esa hipocresía y fingido sentimiento de contrición.

Laporta tienen varios problemas, especialmente económicos, pues aún se le debe dinero a Messi, motivo por el que le quiere reabrir las puertas del Camp Nou tras esta temporada del Mundial, en otro intento desesperado de renegociar ese paquete de la deuda pendiente. Todo lo demás es puro teatro.

Si hace un año Laporta no renovó a Messi por razones económicas y por la obligación de someterse al rigor de las normas del fair play financiero de LaLiga tiene que haber una explicación a su reacción de este verano cuando, en condiciones aún peores, lo que hace es fichar y gastar, como si no hubiera un mañana, sabiendo que no puede inscribir a ninguno de los fichajes si no sigue vendiendo activos y jugadores.

Hoy, sin embargo, a Laporta le preocupa recuperar a Messi, que ya está fuera de la ecuación Barça, se mire por donde se mire, cuando el riesgo de no poder dar de alta a los refuerzos de esta temporada -ni siquiera tiene margen para atender la rebaja de salario de Sergi Roberto-, resulta extremo por no decir alarmante. Tanto, que Xavi podría jugar el primer partido de Liga sin ninguno de ellos el día 13 de agosto frente al Rayo Vallecano.

Lo acaba de suscribir la propia LaLiga, por medio de sus portavoces autorizados, en una información del diario ARA donde se da cuenta de que no existe, por su parte, ninguna intención de flexibilizar la normativa, desmontando de esta manera el rumor que apuntaba en esa dirección la semana pasada, originado, según parece, en una confusión que el artículo narra con todos los detalles: “Ha corrido por las redes que LaLiga estaba dispuesta a dar algo más de oxígeno a los clubs. Información que, rápidamente, fue desmentida por los portavoces de la patronal. En realidad, todo empezaba en una reunión entre los representantes del València y algunos periodistas, en Suiza, que es donde el club che está haciendo la pretemporada. Mientras los medios insistían y pedían explicaciones sobre por qué solo se había hecho una incorporación esta temporada, la entidad dijo que estaban buscando soluciones en la normativa. El València, club que también había llamado a las puertas de LaLiga por si se podía alterar el fair play financiero –con un no por respuesta–, se refería a soluciones dentro del marco actual. Pero se malinterpretó y algunos entendieron que la patronal haría cambios en el control económico para activar el mercado de fichajes”.

Debe suponerse, en cualquier caso, que Laporta no se ha gastado 130 millones en Lewandowski y Raphinha, -puede que 60 millones más en Koundé- sólo porque en las redes se habló de dar un respiro a los clubs.

Ciertamente, a Javier Tebas le gustaría dinamizarlo, pero esta posibilidad resulta del todo incompatible con el rigor y las contramedidas precisamente adoptadas para evitar que los clubs en situación más delicada la empeoren con más gastos contra recursos que no tienen. La misma información, que cita a portavoces de la patronal, confirma que “más allá del conjunto azulgrana, una docena de equipos se encuentran en la misma situación: están técnicamente excedidos, es decir, no tienen suficiente margen salarial para traer caras nuevas”. Pero el ente que preside Javier Tebas se ha mostrado del todo inflexible: “No se cambian las reglas del juego, y todavía menos en mitad del mercado”.

Arrepentido, o no, de esa patada a Messi, Laporta debería centrarse en el verdadero problema al que hoy se enfrenta, se supone con mejor y más fidedigna información sobre los planes de LaLiga que, si no cambian, van a ponerlo en una tesitura más que complicada. 

La recurrente solución de seguir vendiendo activos resulta cada vez más absurda, precipitada y puede que ineficiente por falta de tiempo, a menos que empiece a malvender futbolistas con prisas, o sea con todas las ventajas para el club comprador. 

Si Messi se la tiene guardada esa razón no debería convertirse en el problema prioritario del presidente del Barça si no es que, con ese pretexto, gana tiempo mediático antes de que LaLiga, la semana que viene, le recuerde cuáles son las reglas del juego en función de la delicada y temeraria situación económica en la que ha metido al Barça.

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