«Da vergüenza ver las potencias europeas apoyando a Israel»

Entrevista a Laura Roger

Activista. En el mundo de la solidaridad desde hace 20 años, trabaja con Ateneu del Món, una ONG de su población (Sant Quirze del Valles) que desarrolla proyectos de cooperación y solidaridad. En colaboración con una entidad internacional, que presta ayuda sanitaria en la Cisjordania palestina, conoce muy bien la realidad y el sufrimiento del pueblo palestino.

¿Es Palestina un infierno, como así se percibe desde el etnocentrismo europeo?

Según mi percepción, no. He estado en Palestina un par de veces. He convivido con la gente, he trabajado con ellos en los proyectos que allí llevamos adelante. Son personas como tú y como yo. Con las mismas ilusiones y afanes. Intentan vivir con la máxima normalidad. Respiran 20 veces por minuto, se alimentan, duermen, sueñan… Todo ello, en un territorio ocupado por Israel, que les marca su ritmo de vida. Intentan sobrevivir, lo cual es cada vez más difícil. Estuve en 2018 en una Palestina que había conocido en 2005, y era mucho más cruda de vivir. 

Hasta en el infierno, la vida, sin embargo, siempre, se abre paso… ¿Con qué se sufre más en Palestina?

No vamos a hablar de la situación actual, que todos conocemos. Pero, en cualquier caso, hay que distinguir la Palestina cisjordana de la de Gaza. En Cisjordania se sufre porque está completamente subyugada, mediatizada, por Israel. La vida cotidiana depende de Israel. Cada vez que tienen que moverse, vayan donde vayan, tienen que pasar por controles. Si quieres ir a Jerusalén, porque tienes allí la familia, hay que someterse a inspecciones que hacen eternos los desplazamientos. No se sabe a quién te vas a encontrar, que te van a exigir, como te van a tratar en el control. Y si deciden cerrar la puerta, pues te quedas sin tu tratamiento de quimioterapia, o sin la visita al médico. En Ramallah, intentando pasar de una puerta a otra, estaba junto a una madre con un niño pequeño que llevaba un camión de juguete. El policía israelí, también casi un niño, con la culata de su fusil le aplastó el juguete. Sin ninguna razón ¿Qué huella puede quedar en el niño de tal acto?

¿La vida cotidiana difiere significativamente entre Cisjordania y Gaza , que percibimos los europeos como una especie de hormiguero humano hacinado y sometido a Hamás?

He intentado entrar en Gaza y nunca he podido. Teníamos un proyecto sanitario con un hospital, pero se nos prohibió ir. También estuve embarcada en la flotilla de protesta contra el bloqueo de Israel, pero no llegué a Gaza. Decía António Guterres, Secretario General de la ONU, esta vez sí, que Gaza era como el infierno en la tierra. En una franja de suelo muy estrecha, donde vivían pescadores, agricultores, se hacinan ahora dos millones de personas, desprovistas de todo. No tienen agua, ni electricidad propia. Desde que Hamás ganó las elecciones, en 2007, el Estado de Israel considera que todas las personas que viven en Gaza son terroristas. 

¿Cómo empieza cada día en la Palestina que tú viviste? ¿Con la botella de leche, como en la película “Berlín, sinfonía de una ciudad”?

De manera idéntica a nosotros y la gente de todo el mundo. Los niños se levantan para ir a la escuela. Se desayuna en casa. Y los padres van a sus lugares de trabajo. Los abuelos, como aquí, colaboran. Llevan a los niños a la guardería. Unos son musulmanes, algunos cristianos… No importa. Todos van al mercado, a las tiendas… En Belén está la Universidad, donde estudian muchos jóvenes. Uno de mis colaboradores es un investigador de medio ambiente. Vive en la ciudad de Nazaret, y viaja por diferentes países. Hay farmacias, supermercados…

¿Está la política muy presente en la vida de Cisjordania?

Aquí hay un problema propio, que quiero remarcar. No tienen un gobierno fuerte. No tienen confianza en la Autoridad Palestina. Consideran que son unos vendidos, que solamente se preocupan de sus propios intereses. Algo muy diferente debe ser la situación en Gaza, donde gobierna Hamás, que ganó las elecciones en 2006. En cualquier caso, los palestinos están muy politizados.

¿Las diferencias de clase son muy marcadas en Palestina?

Es muy parecido a nosotros, con la particularidad de que no se percibe la existencia de una clase económicamente fuerte. Hay clase media y una mayoría de gente que vive el día a día, que lucha por salir adelante, Pero la vida es más complicada, más dura y hay gente que, sin duda, sobrevive gracias a las ayudas sociales. Algo que nosotros también tenemos, aunque escondido. Pero, separando siempre Cisjordania de Gaza. En Gaza, desde 2007 todo está cerrado. Allí no entra nada sin permiso de los israelíes. Si se te rompe un cristal, no hay cristal para tu ventana. Gaza es un campo de concentración.

¿La religión está muy presente en la vida de los palestinos o la gente es más bien laica?

Yo trabajo con católicos, pero he convivido con mujeres musulmanas, que tienen una gran red social, con la que se ayudan mucho. Y se convive perfectamente entre cristianos y musulmanes. En general, los palestinos de Cisjordania son bastante laicos. Por eso se pedía un estatus propio para Jerusalén, que es la ciudad de las tres religiones. Unos rezan los viernes, otros los sábados y otros los domingos… Pero sí que es verdad que el sionismo se justifica en la religión, aunque su afán es hacer con todo el territorio, que consideran suyo, por la gracia de Dios. Estuve en casa de una persona que, como ocurrió con los sefarditas, me enseñó las llaves de su casa, de la cual fue desalojado por la fuerza. Estuve también en un pueblo del cual solo quedaban cuatro casas y una escuela- Esperaban que algún día los echaran. Y los colonos van construyendo sus urbanizaciones, ostentosas, occidentales, con todo.

La diáspora, asociada históricamente a los judíos, la sufren ahora los palestinos…

De una población aproximada de 14 millones, más de siete millones de palestinos viven fuera de Palestina. La mitad de ellos en campos de refugiados. Ahora, la situación es de desesperación. Con los acuerdos de Oslo todavía se podía pensar en una cierta paz, en una situación un poco más estable. En este momento, no hay esperanza. Desde 1993, se han instalado en territorio palestino más de 700.000 colonos judíos ¿Quién va a devolver estas tierras a los palestinos? La mitad de la población de Palestina trabaja para Israel. Pasan todos los días las fronteras. Cada vez cuentan con menos posibilidades. Muchos palestinos abrigaron la esperanza de poder regresar algún día a sus casas….

¿Qué hacer ante este callejón sin salida?

Poco antes de los últimos sucesos, un periodista israelí decía que nos pensamos (los israelíes) que encerrándolos en una prisión a cielo abierto no nos costaría nada, que echándoles de su territorio a nosotros no nos pasaría nada… Pero acabaremos pagándolo. Y también hay que decir que lo que está pasando no es una guerra, como se empeñan en decirnos los medios de comunicación. Ha habido una acción de Hamás y una respuesta aplastante, de castigo, por parte de un poder militar llamativamente superior. No contra Hamás, sino contra toda la población, contra los civiles palestinos. Da vergüenza ver a las potencias europeas arropando a Israel. Ni el apartheid en Sudáfrica, ni otras barbaridades, como las limpiezas étnicas, son comparables a lo que está ocurriendo con Palestina…

La tragedia de Palestina parece el reverso de la propia tragedia histórica de Israel. Todo lo que el judaísmo, el sionismo, achacan a las persecuciones que han sufrido, y las formas de llevarlas a cabo, son lo que, agravadas, está haciendo ahora el Estado de Israel, en Palestina…

Si, haciendo valer que son el pueblo elegido de Dios, y que fue el propio Dios quien les asignó un territorio que consideran suyo, son capaces de las mayores atrocidades. Pero hay que tener también en cuenta, que detrás de todo eso, están los grandes intereses, los poderes globales que lo manejan todo. “Si no existiese Israel, los Estados Unidos de América lo tendrían que haber creado”, ha dicho Joe Biden, haciendo valer que el Estado israelí es la mejor inversión para defender sus intereses en Oriente Medio. Israel encierra una paradoja. Existe porque una resolución de las Naciones Unidas le concedió el derecho a existir. Y ahora son ellos quienes, de forma reiterada, sistemática, con el apoyo incondicional de todo Occidente, se niegan a cumplir todas las resoluciones de las Naciones Unidas. Haciendo valer su sufrimiento, lo que el nazismo hizo con ellos, el sionismo sigue hurgando en la herida de la mala conciencia universal, y sacándole partido. Humillando al pueblo palestino. Soy pacifista de convicción y en estos momentos yo creo que es por la paz por donde habría que empezar. 

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