Campaña mediática negativa para justificar el futuro de Dembélé y de Frenkie de Jong

La junta ha filtrado informaciones falsas para difundir que el delantero francés seguirá por la mitad de lo que cobraba y que al centrocampista holandés Bartomeu le firmó un contrato con el doble de ingresos esta temporada

Ousmane

La prensa catalana, marcadamente laportista e influida por filtraciones interesadas desde dentro del club, intenta convencer a la opinión pública sobre la bondad de nuevos y reiterados embustes sobre la gestión de la junta directiva en un momento clave de operaciones que han de marcar el futuro del club deportivo y económico a corto y medio plazo.

Los más destacados desajustes entre la realidad y la fantasía tienen que ver con las condiciones actuales de Frenkie de Jong y el nuevo contrato de Dembélé (foto), pues ni el holandés ha pasado a cobrar el doble por culpa de Bartomeu ni el francés se ha rebajado su salario a la mitad gracias a Laporta.

En este sentido, las fuentes más fiables en este momento, como el diario L’Equipeinforman, con relación a Dembélé, que “la  rebaja salarial del 40% anunciada en varios diarios catalanes no se corresponde con la realidad, al igual que la ausencia de bonificaciones. Habría una serie de bonos de rendimiento previstos en el contrato que le permitiría aumentar considerablemente su salario base, que en realidad se ha reducido. Bonificaciones accesibles, sinónimo de retribución alejada de la rebaja anunciada, pero en definitiva cercana a su retribución anterior (10 millones de euros netos). Un contrato de win-win para permitir que ambas partes continúen juntas”.

Así se pretende justificar desde dentro del club y desde la prensa más impresentable esa criminalización contra el delantero, tan injusta y deplorable, con un punto de xenofobia, que ha debido sufrir un futbolista que nunca se ha apartado de la verdad.

Desde el club se le atacó por tierra, mar y aire por la sencilla razón de que rechazaba, como se le proponía, rebajar sustancialmente sus condiciones. El entrenador llegó a apartarlo del equipo visceralmente con el refrendo de la presidencia y los ataques públicos del jefe del fútbol, Mateu Alemany, también furibundo por su actitud de no ganar menos en el club donde quería seguir haciendo carrera.

Se le acusó, gracias al aparato presidencial y mediático, de negociar con una oferta detrás y de estar engañando al Barça hasta el punto de amenazarlo con no jugar media temporada si en enero no firmaba antes del cierre del mercado. El planteamiento fue que si no facilitaba la entrada de Ferran Torres rebajándose su amortización y salario sería represaliado.

Fue un error de bulto del técnico y de los despachos tan grave que, como consecuencia de castigarlo sin viajar al partido de Copa en San Mamés, a partido único, el equipo entró en shock y cayó eliminado.

Se trasladó a la afición barcelonista que Dembélé se burlaba del club, que le faltaba disciplina y que su continuidad debía ser vetada. La realidad, sin embargo, es que sencillamente defendía lo que consideraba su legítimo valor como futbolista y que no mentía, en absoluto, cuando le aseguraba a Xavi que su deseo era seguir defendiendo la camiseta del FC Barcelona.

Tanto es así que no tenía nada firmado con ningún otro club y que ha aceptado seguir en las mismas condiciones que ya tenía, como explica L’Equipe, con menos salario fijo y variables más generosas y sencillas de cumplir, es decir el mismo esquema de retribuciones tan criticado por haberse aplicado durante el mandato de Bartomeu. Así será también el de Gavi… o no será.

La compulsiva y sangrienta reacción de la prensa y de las redes sociales a favor de cualquier decisión de Laporta, o de cualquier opinión aunque sea insensata y alocada, basta para condenar a un futbolista, como en este caso a Frenkie de Jong, desde el momento en que, para fichar a Lewandowski, presidente y entrenador insinuaron que no tenía garantizada su continuidad en el primer equipo.

Cuando algunas noticias del ‘mercato’ veraniego han apuntado que la voluntad del futbolista era la de seguir en el Camp Nou, rápidamente se ha desencadenado una oleada de falsedades y de malintencionadas informaciones, procedentes de ese ‘cerebro’ atrofiado de la comunicación del club, acusando el inmovilismo de De Jong al hecho de que a partir del 1 de julio pasaba a cobrar el doble, como consecuencia de un capricho de Josep Maria Bartomeu.

Naturalmente, aunque el mal ya está hecho y los medios que lo han difundido, no piensan rectificar ni reconocer que, otra vez, han sido manipulados y utilizados, la realidad es completamente distinta.

Cuando fichó por el Barça en 2019, firmó por 14 millones brutos, que se vieron rebajados por la pandemia en un 12%. Frenkie de Jong fue, además, de los primeros en aceptar esa mengua de sus condiciones, a la vista de la situación global de emergencia Covid. Luego aceptó ampliar el contrato dos temporadas y también cobrar solo 3 millones la 2019-20 y 9 millones en la 2020-21, difiriendo el resto para más adelante, para cuando la situación del club pudiera soportar mejor los pagos pendientes.

En esa programación de atrasos, De Jong tiene previsto cobrar 18 millones y 2,8 millones de un bonus de fidelidad. Es decir, que no ha visto aumentado su salario, sino que se ha ido adaptando la ficha pactada a las necesidades del club. Así de cruel y vergonzoso es el comportamiento de la junta y de la prensa.

De cara al fichaje de Lewandowski, la gran prioridad de Laporta, como el tiempo apremia y es posible que no dé tiempo a accionar la segunda palanca de los derechos de la televisión, el presidente no tendrá otra opción que jugar la carta de 1/3, o sea la de utilizar un tercio de los beneficios de la venta de Frenkie de Jong, condenado a ser carne de traspaso en cualquier escenario, y el ahorro de su ficha pendiente, para compensar la amortización y la masa salarial del delantero polaco.

Fuentes próximas a la negociación apuntan que el Bayern Múnich pide 55 millones (con variables), el jugador unos 10 millones netos y se baraja una comisión para Pini Zahavi que no será inferior a siete dígitos. Una bomba para la economía azulgrana que Laporta se ha comprometido a hacer detonar como sea. Y de momento sin ninguna señal ni indicios de una rebaja de las fichas de los capitanes.

Mejor así, para la tranquilidad de Xavi.

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