Alfons Godall mejora la imagen de la Fundació Barça con su dimisión

Ha dejado el FC Barcelona después de su polémico tuit sobre el tenista Rafa Nadal

Alfons Godall

La Fundació Barça, órgano que simboliza, concentra y representa socialmente los valores del club azulgrana, podrá ofrecer una imagen más saneada y próxima a esas esencias del barcelonismo tras la dimisión de su vicepresidente primero, y en la práctica su responsable absoluto, Alfons Godall. Una consecuencia, sin embargo, que nada tiene que ver con la causa y los motivos que han motivado su dimisión ayer después de haber expresado una opinión de marcado carácter independentista en reacción al triunfo del tenista Rafa Nadal en el Open de Australia, batiendo el récord de 21 Grand Slam.

Está claro que, en el ámbito del ejercicio de la libertad de expresión, Alfons Godall está en su legítimo derecho de opinar y de afirmar lo que firmó en su cuenta de twitter: “Rafael Nadal me produce angustia desde el primer día. Lo meto en el mismo saco que ‘La Roja’, el Real Madrid, Alonso y todo lo que represente al estado enemigo”. Del mismo modo, está en su pleno derecho la Fundación Mapfre, como ha hecho, cortar la relación que mantenía con la Fundació Barça tras diez años de colaboración en los que ha sostenido un interesante y efectivo programa que utiliza el fútbol y la fuerza del Barça para facilitar la integración de niños y niñas de una de las favelas de Rio de Janeiro. Mapfre, una de las compañías de seguros más importantes del estado, es además patrocinador personal de Rafa Nadal.

Las voces más sensatas del barcelonismo han optado por guardar silencio o admitir la pésima oportunidad del comentario de alguien que en este momento estaba representando al FC Barcelona en un ámbito tan sensible como el de la Fundació y de la responsabilidad social corporativa del club. Lo califican de desafortunado y, en general, injustificado hacia la figura de un deportista excepcional como Rafa Nadal, dentro y fuera de la pista, que ha destacado siempre, desde su manifiesta declaración de seguidor madridista, por un respeto absoluto hacia el FC Barcelona. Rafa Nadal, como es sabido, defiende los colores del RC Tennis Barcelona desde que adquirió la condición de profesional.

El alivio para la Fundació Barça tiene que ver con la dudosa referencia moral, ética y ciudadana de alguien como Godall que, por situar su presente, formó parte de la lista Falciani de ciudadanos españoles que ocultaban capitales en Suiza, unos cinco millones en su caso, con la única intención de evadir impuestos. Como consecuencia de este episodio hace unos pocos años que trasladó su residencia a Andorra, también para beneficiarse de un tratamiento fiscal más favorable en el Principado, una decisión que justificó para darle a su familia un entorno de vida más saludable que el que podría ofrecerle en Catalunya.

Anteriormente, durante su estancia en la directiva azulgrana como vicepresidente y hombre de máxima confianza de Joan Laporta, su amigo desde la escuela, Alfons Godall, gozó de una posición de absoluto privilegio hasta que, al final del mandato, Joan Laporta no lo nombró delfín y aspirante a la sucesión. Godall se lo tomó de malas maneras y llegó a presentar una candidatura propia y una sede social, que cerró a los pocos días para enrolarse en las filas de Marc Ingla. Desde el club, sin embargo, esa escisión provocó que por orden del presidente y de Joan Oliver se ordenara que Alfons Godall, entonces soltero, fuera objeto de un espionaje de los profesionales de la agencia de detectives Método 3 a propósito de sus visitas regulares a uno de los prostíbulos más populares de Castelldefels.

Por todos esos motivos, Godall no parecía encarnar satisfactoriamente la figura de primer directivo de la Fundació FC Barcelona, un cargo para el que se requiere, al menos sobre el papel, un currículo sin las trazas personales de alguien al que la justicia ha relacionado con la evasión de capitales y que, además, ha buscado refugio fiscal fuera de Catalunya.

Ahora, si Laporta no lo mejora, su nuevo hombre de confianza y líder de la Fundació Barça es Xavier Sala Martín, compinche del ahora presidente en el hundimiento del Reus y tesorero de las pérdidas (84 millones) de la última temporada de su anterior mandato.

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