El aniversario de la pseudoconsulta, invalidada y siempre cuestionada, del 9-N ha devuelto a su impulsor, el expresidente Artur Mas, a los medios de comunicación. El tour que ha hecho Mas en las últimas semanas ha provocado que, ante la deriva y las idas y venidas de muchos líderes, algunos sectores del PDECat añoren su figura política. Artur Mas tiene todavía pendiente la inhabilitación que le condenó, pero esto no durará por siempre jamás.
Y hay un sector de su partido, casualmente el más cercano a Carles Puigdemont y a la Crida, que ya confiesa en privado que si Mas asumiera los postulados del expresidente establecido en Bélgica, su regreso a la política de partido sería una buena idea. El empresario David Madí –hombre fuerte de los últimos gobiernos pujolistas y ahora muy implicado al proyecto de Carles Puigdemont– parece ser uno de los avaladores del regreso de Artur Mas, según afirman algunos dirigentes del PDECat. Y esto hace que mucha gente le escuche. La suya es siempre una voz influyente. Y Mas, que también añora la política activa, se deja querer y no cierra puertas a nada. La política da muchas vueltas, pero en Cataluña parece que más.
