«Hoy puedes ser terrorista solo por estornudar…»

En 24 horas, el rapero Valtonyc ha sido condenado a tres años y medio de prisión por la letra de sus canciones, una juez ha ordenado el secuestro cautelar de un libro sobre el narcotráfico gallego (Fariña) y de la feria ARCO ha sido retirada una serie de 24 fotografías titulada «Presos políticos en la España contemporánea». Tres golpes bajos a la libertad de expresión en un país en el que, de un tiempo a esta parte, la censura se asoma con insistencia.

Todo ello, con el recuerdo vivo todavía de los titiriteros madrileños detenidos por enaltecer a ETA, o el joven juzgado para hacer un fotomontaje con su rostro y la imagen de un cristo y colgarlo en Instagram, o Alfredo, el primer tuitero en ingresar en prisión.

El ruido ha llegado hasta el New York Times, que el otro día criticaba con dureza la falta de libertades en España, y señalaba directamente al presidente Mariano Rajoy, que «introdujo una muy criticada ley de seguridad pública en el año 2015 con la intención de controlar la propagación de las protestas masivas durante la crisis financiera» -la ley mordaza.

Vergüenza es seguramente el sentimiento que más y mejor define el despotismo de Rajoy y su clan, que han hecho retroceder España al Nodo (blanco y negro incluido), tomándonos por auténticos estúpidos. Berlanga se haría cruces.

En cualquier caso, dada la desmesura, en la mayoría de los casos expuestos se produce el efecto Streisand, y acaba produciendo el objetivo contrario al que perseguían los censores: el objeto en cuestión circula mucho más que si no hubiera recibido esta publicidad involuntaria -el nombre se debe al caso sonado que protagonizó la actriz y cantante Bárbara Streisand cuando pretendió retirar una imagen aérea de su mansión californiana; por supuesto, lo que hizo fue despertar el interés del público.

Si hiciéramos una vista retrospectiva a los 80, a la censura española actual se le haría la boca agua. Por ejemplo, la letra de la canción ‘Goma2’ del grupo Cicatriz decía: «El ministro me da asco / y las pelotas le aplasto, / lo tiro al suelo y / le meto una patada en el careto ‘/ No aguanto a esta sociedad, / ¡goma 2 y reventar! «. O cuando Loquillo cantaba ‘La mataré’: «Uh, por favor / Sólo quiero matarla / a punta de navaja, / besándola una vez más». La Polla Record lo veía venir: «Hoy puedes ser terrorista / sólo por estornudar / Cualquiera que se resista / un terrorista será / ¡Todos somos terroristas! / ¡’Mecagüen’ los muertos!».

Mientras, en Cataluña los dos actores principales del bloque independentista, quienes legítimamente negocian para formar gobierno tras ganar las elecciones –JxCat y ERC-, se pelean para hacer suyo el control del botín de los medios públicos catalanes. Y, desengañémonos, este tipo de rifa pública no ayuda a la buena imagen de la libertad informativa y de los medios en cuestión. Vergonzante, también.

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