El hombre de las tinieblas

Cuando tengamos perspectiva histórica para poder analizar en profundidad esta época turbulenta que nos ha tocado vivir a los catalanes, descubriremos el papel capital que ha jugado un personaje que se mueve en las tinieblas: David Madí Cendrós. Nieto del empresario perfumista Joan Baptista Cendrós y, desde hace veinte años, hombre de la máxima confianza de Artur Mas, David Madí es el ideólogo y el cocinero de todas las estrategias del movimiento secesionista. Su última criatura es la Crida, que pretende convertir en el nuevo eje del soberanismo para aniquilar a ERC.

David Madí es rico. Muy rico. Lo demuestra el número de sociedades de consultoría y patrimoniales que gestiona (Icat Desarrollo SL, Contria Inversiones 2019 SL, Sloop Inversiones SL, Batten Inversiones SL, Nubul Consulting SL…). Por eso, su paso por la Generalitat, donde fue secretario de Comunicación junto a Artur Mas, en el último gobierno de Jordi Pujol, fue un “divertimento” que le permitió conocer de primera mano los entresijos del poder político.

No ha ganado su fortuna trabajando. Le viene dada por herencia familiar y, en los últimos años, se ha forrado todavía más haciendo de escudo protector de empresas que dependen de decisiones de la Generalitat, como Endesa, Applus + o Deloitte, donde ha ocupado cargos muy bien remunerados de responsabilidad corporativa. Esta privilegiada posición social le permite tomarse la política frívolamente, como si fuera un juego para pasar el rato y divertirse.

Ellos no son conscientes, pero Carles Puigdemont, Quim Torra, Jordi Sànchez y Jordi Graupera son –entre otros- títeres que David Madí manipula cómoda y burlonamente desde su despacho del paseo de Gràcia, 110. El objetivo actual de este brujo de la política catalana es preparar el regreso de Artur Mas a la presidencia de la Generalitat, una vez acabe, el próximo año, su inhabilitación judicial por la consulta del 9-N.

Por eso está organizando el artefacto de la Crida, que tiene que servir de pista de relanzamiento de Artur Mas, una vez  enterrada la putrefacta Convergència y desmantelado el instrumento transitorio del PDECat. El enemigo prioritario de David Madí es ahora ERC, a quien marea y desconcierta con sus maniobras para hacerla aparecer ante el mundo independentista como un partido de “botiflers” y de “traidores”. Ya se encargan sus terminales mediáticos de difundir este relato manipulado e interesado.

El nieto del Dr. Floïd (según la sarcástica caricatura que Els Joglars hicieron de Joan-Baptista Cendrós) disfruta, soberbio y antipático, con el sufrimiento de los catalanes, sean o no sean independentistas, empezando por los nueve dirigentes secesionistas encarcelados por el referéndum del 1-O, que él orquestó entre bambalinas. Su gran fortuna personal le hace sentirse el más listo, estar por encima del resto de mortales y, seguro que nunca le pasará nada, cree que dirige los destinos de Cataluña desde su presuntuoso clasismo.

Lo que resulta patético es que personas supuestamente inteligentes, procedentes del ámbito de la izquierda, se dejen engatusar por las maniobras de David Madí para resucitar a Artur Mas. Ver a Antoni Morral, Marina Geli, Àngels Martínez o Eudald Carbonell dar apoyo a la Crida y bailar la música de este prepotente potentado da pena.

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