De un atento seguimiento de la conversación entre las dos mujeres, que tuvo como marco un reservado del restaurante La Camarga de Barcelona, hay que destacar un detalle: cuando acabó la comida nadie pidió la factura al camarero que las atendió. Ni Alicia Sánchez-Camacho, que se supone que lo había organizado, ni Vicky Álvarez, que esperaba obtener una compensación a cambio de sus explosivas confidencias.
Quién pagó la cuenta de la célebre comida? Esta es una de las claves para desentrañar los misterios que todavía rodean la cita de La Camarga. Alicia Sánchez-Camacho ha manifestado que el PP tenía una cuenta permanentemente abierta en este restaurante del Ensanche barcelonés. Sin embargo, esta versión choca con la que dio a la policía Álex Borreguero, el joven empleado de Método 3 que se encargó de poner el centro floral sobre la mesa del reservado, donde había escondida la grabadora.
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