La operación que tenía que permitir financiar el proceso independentista

El banco ucraniano Privat Bank quería quedarse con Caixa de Catalunya de acuerdo con los secesionistas
kolomoisky
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Durante el segundo gobierno de Artur Mas, en 2013, desde los entornos de Convergència (CDC) y de ERC se puso en marcha una ambiciosa operación financiera para conseguir el control de la antigua Caixa de Catalunya (Catalunya Banc), que había sido intervenida dos años antes por el FROB. Según ha podido saber EL TRIANGLE de fuentes que participaron directamente en esta operación, el objetivo era disponer de un instrumento potente que ayudara a sufragar las necesidades económicas del proceso soberanista que había puesto en marcha Artur Mas.

Caixa de Cataluña (Catalunya Banc) había requerido, desde su nacionalización en 2011, una inyección de 12.600 millones de euros de dinero público para sanear sus catastróficas finanzas, muy deterioradas por la gran exposición crediticia de la entidad al sector inmobiliario. Una vez se restableció el equilibrio contable, el FROB abrió una subasta para proceder a la privatización de esta emblemática caja catalana, fundada en 1926.

Es en la perspectiva de este proceso de privatización cuando, desde CDC y ERC, se movilizan contactos para construir una opción financiera que sintonizara con la causa independentista y que pudiera hacer una oferta solvente para quedarse Caixa de Cataluña (Catalunya Banc). El hilo conductor de esta operación es la conexión judía, tradicionalmente ligada -desde los tiempos de la Banca Catalana de Jordi Pujol- a los segmentos conservadores del movimiento nacionalista catalán. A partir de gestiones efectuadas desde Barcelona, se llegó al magnate ucraniano Igor Kolomoisky, una de las grandes fortunas de esta antigua república soviética, que era el principal accionista del Privat Bank de aquel país. Además, Igor Kolomoisky es el presidente de la Comunidad Judía Unida de Ucrania y de la Unión Judía Europea.

En las conversaciones para formalizar una oferta de compra de Caixa de Cataluña (Catalunya Banc) también participó el multimillonario judío de nacionalidad rusa, Viacheslav Aminov, muy vinculado a Girona. Tiene una gran finca de veraneo en Pals y ha sido el mecenas que se ha hecho cargo de la restauración del Centro de Estudios Judíos del Call de la capital del Onyar.

El proyecto del Privat Bank para comprar la entidad financiera catalana no era altruista. Al contrario. Contaba con generar, a corto plazo, unas importantes plusvalías con la venta del patrimonio inmobiliario que todavía quedaba en manos de la antigua Caixa de Catalunya y de las dos cajas (Tarragona y Manresa) que absorbió en 2010. Una parte de los beneficios obtenidos con este pelotazo se habrían destinado a financiar y a fortalecer las actividades del movimiento independentista catalán.

En las múltiples reuniones que se celebraron para perfilar esta oferta se auguraba que las movilizaciones secesionistas conseguirían, finalmente, arrancar de Madrid un estatus fiscal especial para Cataluña. En este escenario de futuro, los cerebros judíos de la operación preveían la creación en este lugar del sur de Europa de un hub financiero con características parecidas a las de un paraíso fiscal, aunque integrado en la UE.

Pero esta operación se fue al traste cuando estalló el Euromaidan en Ucrania y la guerra con las regiones rusófonas del este del país, donde tenía su sede el Privat Bank. El banco de Igor Kolomoisky sufrió los efectos de este conflicto bélico y en 2016 acabó siendo nacionalizado por las autoridades de Kiev.

La subasta para la privatización de Caixa de Cataluña (Catalunya Banc) se la adjudicó, el mes de julio de 2014, el BBVA, que presentó una oferta máxima de 1.187 millones de euros para quedársela. Las dos otras ofertas presentadas fueron las del Banco Santander y Caixabank

La conexión judía de Puigdemont
Cuando en 2013 se forjó la operación del Privat Bank -que entonces era el principal banco privado de Ucrania- para comprar Caixa de Cataluña (Catalunya Banc), Carles Puigdemont era el alcalde de Girona y estaba alejado de las grandes conspiraciones independentistas que se cocían en círculos muy restringidos de Barcelona. En cambio, como alcalde de Girona, Carles Puigdemont tuvo relación con uno de los protagonistas de este proyecto financiero, el multimillonario ruso Viacheslav Aminov, al que conoció y trató en 2015, cuando sufragó la restauración de un edificio del call de Girona para instalar el Centro de Estudios Judíos. Ya como presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont volvió a coincidir con Viacheslav Aminov durante un encuentro internacional de rabinos celebrado en Girona en junio del año pasado.

ESTA INFORMACIÓN HA SIDO PUBLICADA EL 28 DE MARZO DE 2018 EN LA EDICIÓN IMPRESA N. 1296 DE EL TRIANGLE

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